Vendedores de humo 4.0
Hace unos meses caí en una estafa, que me parece, refleja lo que está pasando ahora mismo en el marketing online, el marketing digital, especialmente en las redes sociales.
En medio de un largo día de trabajo en el despacho, hago una pausa para caminar y estirar las piernas, me pongo a ver Instagram, y mientras iba pasando publicaciones, vi un anuncio de un estabilizador para cámara digital o gimbal, la oferta era tan buena que no podía dejarla pasar. Instagram fue comprada por Facebook, pensé que el anuncio era confiable.
Abrí el anuncio, entré a la web, la miré de arriba abajo, y todo estaba en orden, pasarela de pago, todo correcto. El buen precio se justificaba, porque eso sí, advertían que el paquete tardaría entre uno y dos meses en llegar. Pensé ¡Qué increíble son los chinos! ¡Se van a comer el mundo! Claro, pueden vender a estos precios si pueden predecir la producción con suficiente tiempo de antelación, luego mandan todo al mismo tiempo ¡Genios!
“El buen precio se justificaba, porque eso sí, advertían que el paquete tardaría entre uno y dos meses en llegar.”
Durante los más o menos tres meses que esperé por el gimbal, incluso me contestaron a dos correos electrónicos que envié, preocupado ya por el largo tiempo de espera – “Tranquilo Mister Ruiz, tenga paciencia, el paquete llegará pronto.” – Firmaba Jane. Un día decidí entrar a su web nuevamente, y allí ya no había nada más que un dominio vacío de “Shopify”. Vale, era evidente que me habían estafado, y que nunca iba a llegar ningún paquete.
No sé cuánto tiempo había pasado ya, pero un día me llegó el paquete ¡vaya! pensé, igual sí me lo mandaron, pero al tocar el paquete me di cuenta de que estaba siendo muy optimista. ¿habrán tenido el descaro los chinos de haberme enviado algo? ¿pero qué? Cuando abrí el paquete había allí dentro un gimbal de plástico barato, costaba más el embalaje que el mismo artilugio.
Por lo que pagué VS. Lo que me llegó en el paquete
Todavía sigo preguntándome ¿por qué lo hicieron? quiero decir, mandar algo, habrían podido no mandar nada y haberlos encontrado para demandarlos habría sido prácticamente imposible, pero supongo que así se cubren completamente la espalda. Es lo malo que tiene aceptar “términos y condiciones sin leerlas”, algo tan fácil como “las imágenes no lo representan fielmente al producto”, los exime de toda responsabilidad.
Lección aprendida, las cosas de calidad cuestan, no hay nada tan barato, y mucho menos gratis, de lo que puedas esperar grandes resultados, o pagas calidad, o lo haces tú mismo. Es así de fácil. Últimamente no dejo de ver la invasión de anuncios en Facebook e Instagram. Gurús del marketing, de las inversiones, de las ventas, de las redes sociales. Todos con una fórmula increíblemente efectiva y, que no falla para disparar tus ventas, tus ingresos, tu nivel de vida, porque claro, podrás viajar por el mundo controlando tu negocio en todo momento desde la distancia, trabajar desde donde quieras, y no sé cuantas cosas más. En algunos casos, los chicos son tan jóvenes, que realmente sorprende que generen confianza suficiente como para que alguien pague por uno de sus cursos.
“No se pueden esperar grandes resultados de algo gratis o en lo que no se ha invertido esfuerzo.”
Hacen videollamadas en directo a sus contactos o estudiantes, para enseñar en vivo como crecen sus ingresos, enseñan pantallas de números aumentando. Dinero, bitcoins, tokens, acciones… Es una locura, ahora todo el mundo parece tener la clave del éxito. Una mujer super simpática y guapa, cuenta en uno de sus vídeos que circula por Facebook, como sus ventas se habían disparado tanto con el método, que es una técnica que sólo ella ha desarrollado, y que por supuesto, amablemente lo iba a compartir con todos los que paguen su curso. Pero si tanto dinero te dio ese método ¿qué haces vendiendo cursos en Facebook?
Webinars, cursos, técnicas, secretas, y todo muy barato o gratis, sí, gratis. Pero la verdad es que todos esas maravillas que ofrecen son tan buenas como el gimbal que me llegó de China. Sí, era un Gimbal, y me lo mandaron, pero era una baratija, y eso es lo que son todos esos cursos, baratijas, porque todo el contenido está compuesto básicamente por cosas que se encuentran gratis con una buena búsqueda en Google.
La ciencia dice que la sabiduría popular se equivoca porque depende del contexto del tiempo, sin embargo, hay algunos dichos que vendrían como anillo al dedo en estos casos, como estos dos que la clavan:
“Lo barato sale caro y, el que fácilmente promete, difícilmente cumple.”
La calidad y la genialidad no son gratis, son artesanales y lo artesanal cuesta, sí, incluyendo el marketing digital, porque para que una pieza genere impacto, ha de ser única, no el producto de la automatización. La inteligencia artificial no es tan buena, todavía nos damos cuenta cuando no ha sido una persona sino un bot que ha leído las cookies de tu ordenador, cuando en una publicación, una marca o alguien que no conoces, te pone – “¡Wow! nos encanta tu foto, que chula”. Ese mensaje es un desperdicio de tiempo y dinero para la empresa que pagó por él. Mientras que una persona real, leyendo, escribiendo o contestando mensajes en redes sociales, es artesanal y por eso vale.
El contenido que genera impacto ha de ser artesano, en el sentido de que debes hacerlo y producirlo “tú mismo”. Si tienes una web, que las fotos de la web sean de tu tienda, de tus productos, de tus trabajadores, ojalá hechas por profesionales, no fotos de Shutterstock ni de Gettyimages. Igualmente los vídeos.
“El contenido que genera impacto, ha de ser artesano en el sentido de que debes hacerlo y producirlo “tú mismo.”
Si tienes redes sociales, que el material que compartes allí, también sea original, sólo tuyo, que no sea un copia y pega de artículos de otras personas, sino un artículo que tú, u otra persona ha escrito especialmente para ti, para tu marca. Digitaliza tu tienda o tus productos con vídeos en 360º, con luces especiales, o con una cámara de acción. Invierte en un logotipo profesional, invierte en imagen, en cosas que puedas tocar, reales, fruto del trabajo de personas, no de fórmulas mágicas o algoritmos “inteligentes”.
Invertir en cosas que te puedes quedar, como una sesión de fotos, un vídeo publicitario, piezas de merchandising, una web que ofrezca una experiencia divertida y única, significa que no estás tirando tu dinero. Puedes utilizarlos, actualizarlos y volverlos a utilizar todas las veces que quieras, y dar un verdadero valor añadido a tu marca.
Las fórmulas mágicas se han vendido siempre ha lo largo de la historia, y siempre ha habido quienes las han comprado, pero siempre con el mismo resultado: nada. También están quienes han decidido apostar por hacerlo ellos mismos, trabajando fuerte y, arriesgando, siendo el resultado casi siempre, cosas que valen y perduran en el tiempo.
Un cordial saludo de este anti-guro del marketing digital
Germán Ruiz
Socio Fundado
Nexos Estrategias y Medios
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